La Fundación Equanimal, junto a la Organización internacional CAS, se manifestó este mediodía para pedir la abolición de la fiesta nacional. El lugar elegido para el acto fue la emblemática plaza de toros de Las Ventas, (la más grande de España y tercera con mayor aforo de todo el mundo).
Aunque la protesta estaba prevista para las 12:30, con media hora de antelación ya había un gran número de curiosos concentrados alrededor de los cuerpos desnudos, sólo cubiertos por un boxer negro, de los activistas.
«El hecho de que vayan desnudos – relata una de las organizadoras – es un símbolo. El toro está desnudo en la plaza, no se puede defender ante una tortura así, ante cientos de personas aplaudiendo, mientras le están clavando las banderillas… Por eso nuestros activistas están desnudos aquí. Es simbolismo».
Equanimal y CAS International convocaron este acto para protestar por la «muerte cruel» que se le da a los toros, para que las personas tomen aún más conciencia y como una llamada de atención al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La manifestación se desarrolló según lo previsto, de forma pacífica y sin incidentes, salvo algún que otro grito a favor de la fiesta nacional por parte de unos menores. La mayoría de los viandantes que se acercaban se mostraban favorables a las súplicas de Equanimal y solicitaban camisetas antitaurinas, pegatinas e información.
La otra cara de la moneda
Sin embargo, no todos estaban contentos con la iniciativa. Dos taquilleras de la plaza, que se negaron a desvelar sus nombres, se mostraron molestas con este tipo de actos. La primera alegaba que «las corridas de toros es arte. A mí me gusta la cultura y me gusta el arte. Hay cosas más importantes por las que protestar«. Asimismo, consideraba que el hecho de que los antitaurinos se manifestaran en la plaza, «es una forma de incordiar a la gente».
Por su parte, la segunda vendedora de entradas basó su argumentación en que se había criado, desde muy pequeña, en el mundo del toreo. «No creo que los toros sufran» – añadió. Y dejó claro su enfado al ser preguntada sobre las ventas de localidades los días en que había manifestantes cerca. «Cuando los activistas vienen, se nota un montón el descenso en la venta».
Por otra parte, un fiel aficionado a la tauromaquia no dudó en hablar con los medios de comunicación y mostrar su absoluta indignación con lo que se estaba llevando a cabo en Las Ventas. «¿Por qué no se van a protestar al Congreso, si es allí donde se hacen las leyes?» – decía. «Esto es una tradición. Desde que estaba el Caudillo voy a ver los toros. Todos los días». «¿Van a venir personas de fuera a cambiar las tradiciones de nuestro país, a quitarnos nuestra fiesta nacional?» El señor afirmaba que de la totalidad de los activistas que habían acudido al evento, sólo cuatro eran españoles y que todos habían ido cobrando. Aseguraba que el arte del toreo era una lucha «de igual a igual» entre el toro y el torero, sólo que el hombre era más inteligente y por eso no morían tantos diestros en esos enfrentamientos.
Y parece ser que el gusto por los toros no es sólo cosa de mayores, según Raquel (vendedora de un puesto de productos típicos en la plaza), en San Isidro hay bastante afluencia de público joven. ¿Significará esto que a la fiesta nacional aún le quedan muchos años de vida? ¿Es la tauromaquia un verdadero arte o una tradición cruel? ¿Será capaz algún Gobierno de llevar el debate a la calle y dejar que los ciudadanos decidan sobre este tema? ¿Por qué la ley animal no protege a los toros? Son preguntas que se quedan en el aire, mientras tanto, vea el vídeo de lo acontecido esta mañana.
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